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15 junio 2006

Leonardo da Vinci, cocinero


Hace un par de años mi padre me regaló un librito, Notas de cocina de Leonardo da Vinci. El libro tiene una introducción basada en datos históricos sobre las divertidísimas aventuras, inventos y experimentos culinarios de Leonardo, maestro de banquetes en la corte de Ludovico el Moro y auténtico - e incomprendido- precursor de la "nueva cocina", y una colección de sus notas sobre este asunto procedentes de un supuesto Codex Romanoff que nadie ha visto.
Tanto la parte verídica como la apócrifa son como para mondarse de risa, así que aquí va un botón de muestra:

De las conductas indecorosas en la mesa de mi señor

Estos son los hábitos indecorosos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquellos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el pasado año):

Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado.
Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa
Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento
No debe poner la cabeza sobre el plato para comer
No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de su vecino sin antes preguntárselo.
No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa
Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
No ha de limpiar su armadura en la mesa.
No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.
No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa misma fuente.
No ha de escupir frente a él.
Ni tampoco de lado.
No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.
No ha de poner los ojos en blancos ni poner caras horribles.
No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras está conversando.
No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).
No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa.
Ni tampoco serpientes ni escarabajos.
No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así lo requiera).
No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
No ha de conspirar en la mesa (a menos que lo haga con mi señor).
No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos.
Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.


Y, se non è vero... è ben trovato! Me voy a cenar :)

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1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Los pedos estaban permitidos... ¡Loor al gran Leonardo!

10:02 p. m.  

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