Cada mañana
Cada mañana acompaño a Rodrigo al cole. Y cada mañana, él me pide que dibuje mi cara en su mano. Con corona -especifica- como una princesa. Luego es su turno. Agarra el boli y dibuja su carita sonriente en el dorso de mi mano. Y nos besamos y nos despedimos hasta bien entrada la tarde. Y cada mañana me voy al trabajo con una sonrisa tan grande como la del dibujo.
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